domingo, julio 03, 2005

Carlos Boyero

No sé si han tenido ocasión de leer los encuentros digitales que El Mundo dedica cada jueves a Carlos Boyero. Si no, yo se los recomiendo. Este muchacho tiene lo que podríamos denominar un saber enciclopédico: ha leído todos los libros, escuchado todos los discos y visto todas las películas que imaginarse puedan. Cada semana algún friki del cine islandés o bohemio aficionado a la poesía erótica persa le pregunta por alguna de sus joyas y - salvo raras excepciones - el guru le responde y tiene pinta de saber de lo que habla.

Lo que hace más atractivo al personaje para sus muchos admiradores es que combina su vasta cultura con una cierta pose de malditismo, de comentarista "free-lance" de vuelta de todo y una muy considerable dosis de mala leche. Todo eso le encanta a la gente, que acude a su encuentro semanal con la reverencia del catecúmeno de lo políticamente incorrecto-correcto (consultar mi artículo "La imprescindible incorrección política" por si alguien tiene curiosidad por saber a qué me refiero).

Existen cierto número de preguntas tipo, que podríamos dividir en tres grupos principales: los que piden un consejo, los que esperan que Boyero les confirme que sus gustos o sus ideas en general coinciden con los suyos propios y finalmente los que tratan de sacarlos de sus casillas (que podríamos situar en el segundo grupo por oposición). En el citado segundo grupo entran los - perdónenme la expresión - chupapollas, los que le pasan virtualmente la mano por el hombro al sumo pontífice y le susurran, por ejemplo, "qué guays somos los que odiamos esta podrida sociedad burguesa mientras se nos va la VISA en coca, ¿verdad, Carlitos?". Leer los encuentros cada jueves son un interesante ejercicio tan sociológico como intelectual.

El señor Boyero, por demás, es la viva demostración de que la cultura y el sectarismo no sólo no son incompatibles sino que pueden llegar a complementarse mutuamente. Lo que más le gusta a sus fans es leerle desbarrar de sus muñecos de pim-pam-pum favoritos: los obispos, Garci, el PP o Pumares. Les pongo un botón de muestra de esta semana:

9. ¿No te parece que existe otra derecha aparte de la cavernaria, de sacristía, grosera y cainita que tanto nos da el coñazo?, me refiero a personas como Roca Junyent, Josep Piqué, Herrero y Rodríguez de Miñón, Durán y Lleida...

He oído muchas veces hablar de la derecha civilizada, pero no la he conocido nunca, aunque como eufemismo y abstracción resulta muy atractivo. Por supuesto que existe gente cultivada y con modales en la derecha. Pero deben de pasar su vida en la clandestinidad, porque se les ve muy poco en la vida pública.


Pero hombre, Carlitos, que hace unos meses te preguntaron qué te gustaría hacer antes de morirte y dijiste "matar a un obispo, a un banquero y a un general". Si eso no es cavernario y cainita, que venga Dios (en todo caso de existencia) y lo vea. Por lo demás, yo mismo tengo unos modales apropiados y aunque mi autocultivo no iguala ni lejanamente al tuyo, tengo un pasar. No sé si seré de derechas - las estupideces como la anterior no las comparto, al menos - pero lo que puedo confirmarte es que no soy un eufemismo abstracto.

En el fondo es la envidia la que me corroe: vives como un rey, dices lo que te sale de los mismos y encima te pagan una barbaridad por ello. Cualquier día te escriben tus coleguitas una hagiografía que se titule "Pero mira que eres canalla, Boyero". Pero vamos, para malditos, lo que se dice malditos, todos los pringaos que nos levantamos a las seis y media de la mañana, tenemos hipoteca hasta el 2020 y una nómina perfectamente controlada por el Ministerio de Hacienda. A tus pies me postro, Abel.