jueves, septiembre 01, 2011

Laicismo y JMJ for dummies

Es curioso cómo algunas cosas afloran por oposición. En circunstancias normales, el JMJ y la visita del Papa habrían pasado por mi vida con una cierta distancia, la que dan los años, las lecturas y el escepticismo. Si yo tuviera que definirme a día de hoy diría que soy católico en tanto que bautizado, cristiano por convencimiento ético ante lo que Jesucristo propone y aproximadamente agnóstico a la manera unamuniana: un querer creer que quizás no es creencia completa. Hay cuestiones irresolubles que sólo pueden responderse de tres maneras: o bien Dios no existe, o bien no puede o no quiere meterse en la vida de los demás, o puede que lo haga de una forma en que me es imposible entenderlo. Y no hablo del mal que causan los seres humanos en mal uso de su libertad. Ninguna de las tres respuestas consuela. Sin embargo, uno se resiste - ¿por costumbre o por convencimiento? - a pensar que todo lo que nos rodea no sea más que el resultado de colisiones atómicas y la vida del hombre una novela que acaba necesariamente mal. Tertuliano lo dijo de una forma mucho más elegante: “credo quid absurdum est”.

La fe tiene dos vertientes: una comunitaria y otra íntima. Al fin y a la postre es la segunda la determinante. La JMJ se inscribe, principalmente, en la primera de ellas. Dice el Eclesiastés que hay un tiempo para todo. Hablando desde mi experiencia, este tipo de eventos más o menos multitudinarios se inscriben dentro de lo que yo llamaría la adolescencia del creyente. Se viaja, se conoce gente, se celebra y se canta “Kumbayá”. Hay momentos espiritualmente profundos y otros más o menos parecidos a los que puedas tener en un campamento de verano o en un festival de rock, un algo de euforia colectiva. Es una etapa más del crecimiento pero no la meta, si es que existe. Visto el envoltorio desde fuera o desde la distancia de los años, quizás resulte ñoño o infantil, pero no hace daño a nadie. En cierta manera es el cumplimiento de la recomendación de Jesús: “sed como niños”.

Por todo lo dicho, las imágenes que he visto en televisión o las noticias que he leído respecto a las manifestaciones mal llamadas laicas de mal llamados “indignados” contra la mal llamada “visita del Papa” me soliviantan doblemente. Literalmente: gente con poca pinta de pagar impuestos de ningún tipo exigiendo mochilas que no han sufragado, arrojando condones a adolescentes arrodilladas, llamando lesbianas a las monjas, gritando que la Virgen follaba, señalando a los peregrinos con el dedo al grito de que sus curas se tiran a los niños - “arderéis como en el 36” -, parejas de gays besándose enrabietados como pretendiendo insultar en nombre del “verdadero amor”. De un lado, caras que si algo no reflejaban era amor, ni tolerancia, ni defensa de nada valioso salvo de su propia estulticia ignorante y agresiva; del otro, adolescentes atónitos y algún adulto indignado de verdad.

Empezando por el principio, los famosos cincuenta millones de dinero público que presuntamente costaba la “visita del Papa” nunca existieron. La mitad se pagó con las cuotas de los asistentes, la otra mitad entre patrocinios y donaciones. Como es tontería dejar que la realidad te estropee una noticia, la fase dos fue cogérsela con papel de fumar: es que la seguridad, la sanidad y la limpieza en un evento multitudinario cuestan dinero; es que les han rebajado los abonos transporte; es que están usando instalaciones públicas; es que los patrocinios tienen exenciones fiscales (coño, acabamos de descubrir en qué consiste el patrocinio); es que está Madrid llena de pasos de Semana Santa y la gente tiene que ir a trabajar. Acepto el órdago: suspendamos la Feria, el Rocío, los Sanfermines, las Fallas, la Diada y las celebraciones del Madrid en Cibeles. Fuera Olimpiadas. Que no se repita la Expo 92. Que U2 no vuelva de gira por España. Fin de las concentraciones de indignados en la vía pública. Que se acaben las manifestaciones y las huelgas generales. Terminemos con los partidos de liga de alto riesgo. Fuera la fiesta de la primavera y el día del Orgullo Gay. Que los polis, los médicos y los barrenderos están para otras cosas. Que yo soy del Barcelona, que yo no soy gay, que yo no bailo sevillanas, que no me gustan la celebraciones patrióticas, que la calle se llena de borrachos, que a mí me gusta la ópera, que quemar ninots es antiecológico y la madera donde mejor está es en el bosque. "Que no, que no, que no con mis impuestos". ¿No? ¿O qué?

Aprovechando que el Pisuerga no pasa por Móstoles, llegó la fase tres: con la de niños que se mueren en África y la de tesoros que hay en el Vaticano. Pues miren ustedes: los verdaderos tesoros de la Iglesia no están en el museo vaticano. Están ya en África, y en Sudamérica, y en muchos sitios donde los robamochilas no irían ni de turismo solidario. Muchos de los asistentes al JMJ venían de allí. Están en las parroquias, en grupos misioneros, en ONG's, en Caritas, en Manos Unidas. Sólo en España los dos últimos manejan 250 millones anuales que en su inmensa mayor parte proceden de donantes particulares (lo que equivale a cinco JMJs, haciendo las cuentas de la vieja). Y ya que estamos, yo he tenido la oportunidad de visitar el dichoso museo, incluida una parte que no se muestra al público, y básicamente lo que hay allí es una amalgama variopinta, desde el martillo de plata con el que se golpea por tres veces al Papa cuando muere a objetos litúrgicos donados por reyes y jerifaltes varios. ¿Podrían venderse los chismes, subastarse La Piedad de Miguel Ángel en Sotheby's, desmontarse la basílica de san Pedro y venderla por trozos? Supongo que sí. ¿Podrían venderse los cuadros del museo del Prado y cambiarlos por comida para África (que llegue ya es un poco más complicado)? Supongo que también. Last but not least: todos estos tan súbitamente preocupados por el cuerno de África, ¿qué hacen concretamente al respecto? Porque digo yo que para arrojar tantas piedras lo moralmente correcto es estar libre de pecado. Por cierto, el que quiera redimirse un poco, lo tiene fácil:

http://www.caritas.es/qhacemos_emergencias_info.aspx?Id=2009

Como bien se han encargado todos los medios de recordarnos – especialmente los de izquierda – España es un país laico. Muy cierto y muy acertado. Casualmente, los países que no lo son tienen regímenes de otras religiones distintas a la católica, pequeño detalle a no olvidar. Por tanto, dado que Iglesia y Estado están separados, gracias a Dios y la Ilustración y a no pocos disgustos, lo que la Iglesia haga sólo le compete a los católicos siempre que no incumpla las leyes, y esto incluye el derecho de opinión, y por supuesto la contrapartida de aceptar las críticas en cuanto institución pública. Las críticas, que no las blasfemias ni las injurias.

Yo soy laico por partida doble, puesto que siendo cristiano no pertenezco a ninguna orden clerical. Y como otros millones de cristianos laicos soy consciente de que la Iglesia tiene cosas que mejorar y cuestiones en las que evolucionar; es más, de algunas de ellas depende su pujanza y su supervivencia en el largo plazo. No veo problema alguno en que los curas se casen y que las monjas consagren. Vivo con normalidad que mis amigos gays lleven una vida de pareja y se casen si lo desean. Entiendo que un buen divorcio es mejor que un matrimonio desgraciado. Me parece que no hay diferencia moral entre los anticonceptivos naturales y los que no lo son, aunque los primeros fallan mucho más. Creo que la liturgia y el lenguaje clerical hay que renovarlos de forma que realmente cumplan su propósito, sobran ornamentos y voces aflautadas y faltan palabras sencillas que lleguen directas al corazón. Es más: estaría más tranquilo si la Iglesia española se autofinanciara, sin más relación con las arcas públicas que la cesión del 0'7 del IRPF dado que también puede asignarse a ONG's. Iglesia y Estado, cuanto más lejos, mejor.

Pienso otras muchas cosas, porque soy laico y me puedo permitir expresarlo libremente ya que mi opinión sólo me obliga a mí mismo, pero precisamente porque algo conozco del tema sé que la Iglesia como institución tiene sus propios tiempos, que no son los que marcan las leyes de un país concreto ni la prensa ni los foros de internet ni los informativos de la Sexta ni los cuatro exaltados que no representan a nadie aunque se crean que sí. Precisamente lo peor que podría hacer una institución bimilenaria como esta es tratar de seguir las modas. Las leyes van y vienen y se cambian y no pasa nada, pero el Papa no es ZP y hay muchos cientos de millones de católicos en el mundo de toda laya, color e ideología. A Dios gracias, es una responsabilidad que yo no tengo ni querría tener, por la inmensa cantidad de implicaciones morales, teológicas y pragmáticas que los cambios doctrinales tienen, hasta el extremo de que algunas de estas cuestiones que muchos cristianos laicos aceptan con normalidad dudo que puedan ser nunca bendecidas por la Iglesia jerárquica. Ni yo mismo - que las apruebo - sabría cómo encajarlas. Haciendo un paralelismo chusco, un madridista puede entender algunas cosas que hace Mourinho aunque él personalmente no las comparta ni vaya a dejar de ir al Bernabeu por ello. Y cerrando la comparación, a nadie le obligan a ser del Madrid.

El pasado sábado me obligué a ver La Noria porque dedicaba su parte “seria” al JMJ y a los choques entre policías y “laicos”. Hasta me tragué el “debate”, escuché a Maria Antonia Iglesias y Pilar Rahola sacar la palabra fascismo a pasear en el minuto uno (“ese Cristo llevado por legionarios, por Dioooos, si la Legión la fundó Millán Astrayyyyy”) y lo habitual de este circo, pero el reportaje no estuvo mal, salvando quizás el pequeño detalle de que cada vez que salía el Papa ponían la música de “The wall” muy sibilinamente. No me gustó ver a la policía pegando porrazos a diestro y siniestro, en muchos casos a gente que simplemente pasaba por allí. Tampoco estuvo bien que alguno de los pacíficos “laicos” empezara tirando botellazos. Pero lo que más gracia me hizo es que a todos los tertulianos, mientras se chillaban y se quitaban la palabra unos a otros, se les llenaba la boca de decir que por suerte España es un país abierto y tolerante, y que el pasado (ese que continuamente se trae a colación en este tipo de pseudodebates) ya está superado. Yo no estaría tan seguro.

domingo, abril 10, 2011

España today

Rajoy, indignado con la dimisión de ZP.
"La única idea concreta que teníamos para salir de la crisis y van y nos la copian. No hay derecho". La dirección del partido solicita el apoyo de la SGAE en una hipotética denuncia por plagio y busca con urgencia asesores que entiendan de economía.

Apocalipsis atómico en Garoña
Un terremoto de grado cinco con epicentro en Barcina del Barco provoca el pánico nuclear en la central, tras derrumbarse la casetilla del perro. Ecologistas en Acción exige que se desmonten todas las centrales nucleares y que se averigüe el paradero del chucho. Agotadas las existencias de contadores Geiger en toda Europa. Nunca Mais exige saber dónde está Fraga para saber si tiene que manifestarse ya o espera un poco. En un acto se solidaridad sin precedentes, durante un minuto ningún internauta le ha echado la culpa a nadie. Se crea el grupo de Facebook "Todos somos Toby", que cuenta ya con 245.000 afiliados. La web de El Mundo se ha colapsado al utilizar un tamaño de fuente excesivamente grande para el titular ("Moriremos todos"), sólo visible en monitores panorámicos de 42 pulgadas.

El Foro por la Memoria de la Comunidad de Madrid suaviza su petición de voladura de la cruz del Valle de los Caídos
"Hemos pensado que nuestra propuesta es mejorable para que todos los demócratas estemos de acuerdo en esto: volar la cruz pero dejando salir antes a los monjes de la abadía", ha explicado un portavoz. "En último extremo, nos conformaríamos con que se pintara un graffiti en el brazo vertical que ponga FACHA EL QUE LO LEA".

Artur Mas se hace españolista tras leer a Ortega y Gasset
"Yo es que esto no lo sabía", ha declarado entre lágrimas.

Le dan el premio al mejor expediente académico a un muñeco
Gran escándalo en la entrega a los mejores expedientes académicos de ES0 2011 al descubrirse que el presunto alumno era un muñeco de polispan. Preguntado el director de su instituto comentó que no habían notado nada anormal, salvo su exquisito comportamiento y su regularidad en la asistencia a clase. "De hecho, consultamos a varios psicopedagogos y nos dijeron unánimente que los contenidos actitudinales son tanto o más importantes que los transversales si se ponen en diagonal". El dueño del muñeco ha resultado ser un doctorando de la Universidad de Yale que está escribiendo una tesis titulada "¿Y por qué no con una cabra?".

El cambio climático provocará la extinción total de la vida en la Península Ibérica
Un estudio del CSIC revela que con una probabilidad del 90% los animales y personas vivos en 2011 dejarán de estarlo en el 2300. También predice que para entonces el nivel del agua en los embalses españoles habrá subido entre 5 cm. y 40 metros. La Ministra de Medio Ambiente ha tomado buena nota y predice que podrían ahorrarse el 20% de las emisiones de CO2 si se prohíbe la circulación de coches oficiales por el centro de las grandes ciudades entre semana.

Todos los tertulianos españoles son trillizos
Se ha averiguado por fin el misterio de los periodistas que ejercen de tertulianos en radio y TV: todos ellos pertenecen a familias de trillizos que se suplantan entre sí. "¿Pero alguien se piensa que la misma persona puede opinar con propiedad haciendo un programa por la mañana y otra por la noche y además escribir en varios periódicos?", ha declarado Mamen Gurruchaga II. "Pues el día que os enteréis de cuántas hermanas son Belén Esteban os vais a cagar".

Introducen por error una noticia deportiva en la portada del Marca
El redactor jefe del diario Marca ha sido expedientado tras introducir en primera plana un titular con valor informativo. "No sé en qué estaba pensando", ha comentado entre lágrimas. El responsable de la sección deportiva en el programa "Noticias" de Antena 3 ha sido tajante: "si fuera empleado mío, lo despediría fulminantemente".

lunes, enero 24, 2011

Entrevistas de mentira

La entrevista es un género periodístico basado en dos premisas: que el entrevistado tenga algo interesante que decir y que el entrevistador se lo pregunte o, al menos, que le deje hablar. Curiosamente, estas sencillas reglas no son tan habituales como pudiera esperarse. De hecho, en nuestro periodismo - especialmente el televisivo - suelen ser raras de encontrar.

Por ejemplo, en la prensa deportiva habitualmente no se cumplen ninguna de las dos. A mí me maravilla que alguien vaya a una rueda de prensa de Mourinho, por ejemplo, y no sólo eso, sino que después haya presuntos profesionales capaz de escribir artículos de opinión o discutir encarnizadamente en tertulias de tres al cuarto sobre si ha dicho lo que ha dicho o si piensa lo que no dice o debería rectificar. Más aún me maravilla que haya gente que encuentre el más mínimo interés en ello. Podríamos hablar también de las declaraciones de los futbolistas no ya después de los partidos, sino antes, o incluso después de los entrenamientos rutinarios. "Fútbol es fútbol", "vamos a darlo todo", "confiamos en el mister". Ah ... Toc, toc, ¿hay alguna neurona ahí dentro? Que se ponga.

Cambiando de tercio, hablemos de la televisión, plagada de falsas entrevistas hechas por falsos entrevistadores. Por ejemplo, las típicas construidas sobre un guión que pretende ser gracioso a costa del presunto entrevistado. El caso más claro que se me ocurre es "El hormiguero", pero no es el único. El problema es que ni siquiera tiene gracia, con lo cual uno se pregunta si merece la pena llevar a Will Smith para que el enano siniestro de Pablo Motos haga cuatro chistes malos disfrazados de preguntas. Tampoco quiero cargar las tintas en este programa en concreto. Hay más. Lo más lamentable del caso es que con frecuencia el invitado sí es interesante y sí tendría cosas que contar si le dejaran. Pero ya se encarga el in-comunicador de asegurarse de que eso no ocurra.

Luego hay casos más flagrantes perpetrados por profesionales "serios". En estos casos, sí se trata de programas de entrevistas y no de humor (o lo que sea). Y entonces llegamos al presentador estrella que se ve en la obligación de ser profundo, poético y cercano, todo a la vez, lo cual suele terminar en el tedio y el empalago más absoluto. Caso patológico de libro: Juan Ramón Lucas, arquetipo de cómo realizar entrevistas que pueden contestarse con monosílabos o simplemente guardando un respetuoso silencio avergonzado.

El paradigma, por ejemplo, sería una entrevista de este señor (o de Joaquín Petit e incluso si me apuran del peor Jesús Quintero) a Falete. Pasadas las presentaciones, lloverán preguntas como "Falete, ¿la vida duele?" o "¿el amor es quimera que debe ser cantada?" o "¿qué es el duende ...? ¿quizás la pena escondida de lo inexpresado que vibra en la garganta de la madre tierra?". Entonces Falete pone los ojos en blanco y dice una letra de Concha Piquer. Pero vamos a ver, carnes mías: ¿por qué cojones va a saber Falete esas cosas? ¿Porque es homosexual y canta copla? ¿Hay que preguntarle ese tipo de sandeces a las folclóricas y los toreros? ¿No sería mejor saber su opinión sobre cuál es su cantante favorito, qué música escucha, cuál fue la última vez que hizo un gallo en un concierto, qué opina de la piratería? ¿Qué le hemos hecho a usted para merecer esto?

El mejor programa de entrevistas que conozco lo tiene Canal Plus. Se llama "Epílogo". Las preguntas las realiza Begoña Aranguren - una voz en off - a una persona que sabe que sólo se emitirá cuando haya muerto. Las cintas se custodian bajo notario. No tiene desperdicio. Quizás porque no hay nada como estar muerto para ser sincero y despojarse de los convencionalismos y para que las preguntas tengan verdadero sentido. Si lo encuentran, no se lo pierdan.

Ay, Señor, llévame pronto ...

domingo, enero 02, 2011

Los reyes aún son los padres

Si tuviera que buscar una comparación adecuada a Facebook diría que es terriblemente parecido al recreo de un colegio, donde más que reproducir la "vida real" se muestra al niño que llevamos dentro. Tenemos todos los posibles especímenes: los juguetones que construyen granjas y los traviesos que querrían quemarlas con napalm; los empollones que hablan de temas que sólo interesan a otros cuantos empollones; los que intercambian fotos, cromos y frases de canciones; los que presumen de sus vacaciones y los que presumen de no moverse nunca del colegio; los tímidos (o los vagos) que miran pero no hablan; los que van a su bola y sólo interactúan con ellos mismos; los protestones, los lloricas, los eufóricos, los que no muestran sus sentimientos; los populares, los minoritarios, los raritos, los crípticos; los nuevos y los que se marchan al acabar el curso ... Es más, según las circunstancias uno puede pertenecer a varias categorías diferentes y cambiantes. La pequeña diferencia con el patio de nuestro verdadero colegio es que en este caso hemos elegido libremente matricularnos. Por algún motivo, queremos seguir siendo niños o a lo mejor nunca dejamos de serlo.

Esto me hace pensar en nosotros como generación, y cuando digo "nosotros" me refiero, más que a los de una edad concreta, a los que nos educamos de una determinada manera. Es fácil detectarnos porque con frecuencia hablamos de ello con cierto orgullo indisimulado en internet: los que estudiamos la EGB, lloramos con Marco o con el Bosque de Tallac, salíamos a la calle después de comer y volvíamos para cenar, jugábamos con los clicks y con las Nancys, nos llevábamos bronca doble cuando nuestros profesores nos castigaban (sin que aquello nos generara un trauma irremediable), nos íbamos a la cama cuando salían los rombos en la película, lloramos con lo de Fofó y Félix Rodríguez de la Fuente, teníamos libros bastante gordos en el colegio y nos acordamos de cuando nos pusieron nuestro primer teléfono ... fijo. Los que - por no alargarme - tuvimos la infancia que desearíamos para nuestros hijos.

Supongo que después de todo tuvimos suerte y estábamos en el sitio justo en el momento adecuado, el lugar en que el péndulo estaba en el centro que media entre dos tiempos históricos contrapuestos, donde los derechos estaban bien compensados por las obligaciones, donde no faltó de nada pero sobró lo justo. Y eso, aparte del azar histórico, se lo debemos básicamente a la generación de nuestros padres y profesores, la que hizo la Transición, la que primero fue devota de nuestros abuelos y después de sus hijos (y ahora de sus nietos), la que supo darnos nada más y nada menos que una buena educación y el impagable regalo de una infancia feliz. Ellos siguen siendo los verdaderos reyes, y para eso no hay jubilación (salvo la única irremediable). Nunca podremos estarles lo suficientemente agradecidos.

Puede, quizás, que simplemente el hombre no tenga más patria que su infancia y aquella fuera la nuestra. Y eso es lo que pienso cuando actualizo mi estado en Facebook o comento con más o menos acierto la última foto de ese colega que hace años que no veo en persona: que no hemos perdido las ganas de jugar, que puede que colectivamente nos hayamos negado - sin quererlo o sin saberlo - a crecer del todo. Quizás ya hemos despejado la incógnita y la Generación X en el fondo era la de Peter Pan.

Feliz 2011 y que los otros Reyes traigan a cada uno lo que verdaderamente les ha pedido.