miércoles, enero 26, 2005

José Bono y Rosa Díez no se lo merecían

Malo es que en una manifestación pacífica y democrática se agreda - a la hora en que esto escribo aún no se sabe con claridad si verbal y/o físicamente - a quien libremente decide sumarse a ella. Peor es que eso ocurra en una manifestación de apoyo a las víctimas del terrorismo. Pero que el objeto de esas iras sean dos personas tan señaladas en el apoyo constante a ese colectivo y en una postura tan contundente frente a los terroristas y su entorno como José Bono y, muy especialmente, Rosa Díez bordea la canallada. En el caso de la eurodiputada socialista se da la circunstancia de que, si bien no es directamente una víctima del terrorismo, lo es en la medida de que su vida lleva muchos años alterada por la amenaza constante y la dependencia de sus escoltas.

Tanto Bono como Díez lo único que se merecían eran aplausos y no abucheos ni mucho menos, caso de confirmarse, que nadie le pusiera una mano encima, aunque sólo se tratara de empujones. Son dos de los dirigentes del PSOE que más cerca están del sentir generalizado de la población frente al problema del terrorismo y al supuesto conflicto vasco. Por eso resulta aún más absurdo que se vieran obligados a abandonar una manifestación donde deberían haber sido particularmente arropados, especialmente si acudían a título personal y no en razón de sus cargos. En la muy humilde medida de mis fuerzas, sirvan estas cuatro letras apresuradas como pequeño acto de desagravio. Yo estoy con ustedes, como la inmensa mayoría de los españoles.

Por cierto, no estaría de más que los que ahora se rasgan las vestiduras por lo que creen un rebrote de la extrema derecha aventado por el PP y su Brunete mediática se sirvan consultar las hemerotecas y analicen sus propios comportamientos y declaraciones en la anterior legislatura. A ver si va a resultar que los actos violentos se convierten en expresión democrática de la voluntad popular o en atentados contra la convivencia dependiendo del color político del que se tiñan.

martes, enero 18, 2005

El plan Ibarretxe mola

Si alguno ha visto esa serie tan poco parecida a "Los Serrano" llamada "Yo, Claudio" recordará una frase contundente que en su calidad de historiador de su muy intrigante familia el emperador Claudio utiliza para justificarse: "Que toda la ponzoña aflore a la superficie".

Bueno, pues es lo más cercano que se me ocurre al plan de Mr. Spock. Independientemente de su inconstitucionalidad y de la poca vergüenza de algunos de sus planteamientos, tiene la enorme virtud de poner a cada uno en su lugar y de obligar a todas las fuerzas políticas a retratarse. Ahora se entiende por qué no se prohibió a Batasuna en el parlamento Vasco a pesar del Supremo, por qué el vasco es el único estatuto que se puede reformar con mayoría absoluta (en vez de 2/3 o 3/5) de la cámara y a qué vienen los continuos guiños entre las fuerzas nacionalistas "democráticas" y las otras. De paso, se demuestra que a lo mejor la culpa de la radicalización del PNV no era del PP y Zapatero tendrá que decirle a sus socios del tripartito que "tranquilitos" con tocar las cosas de comer (los huevos).

Así que yo estoy feliz y sumamente interesado por la evolución del caso. Si encima nos encontramos - que nos encontraremos - con una tregua de ETA antes de las elecciones vascas, miel sobre hojuelas. Independientemente de cómo se resuelva la situación, al menos pondrá fin a un supuesto conflicto que me da ya una pereza horrorosa. Aunque puede que abra algún otro, como la autodeterminación de Álava con respecto a Euskadi.

Todo muy divertido. Relájense y disfruten, y no se agobien, que mucho más se perdió en Cuba.