viernes, febrero 17, 2006

La guerrita civil

La guerrita civil empezó entre el 11-M y el 14-M de 2004. Cierto es que las cosas ya venían mal dadas desde la segunda mitad de la anterior legislatura, pero toda Revolución de Asturias precisa de su 18 de Julio para que lo larvado salga a la superficie. Cerca de doscientos muertos lo certificarían si pudieran.

En aquellos cuatro días de la infamia, PP o PSOE , o ambos, incurrieron en un conjunto de errores o de decisiones simplemente malvadas que cortaron de raíz cualquier posibilidad de acercamiento a corto plazo. Como ya expliqué en extenso en "¿Quién ha sido? (1 y 2)" sólo hay tres tesis posibles para lo que ocurrió: o el Gobierno mintió; o el PSOE manipuló adrede los errores objetivos de Aznar en plena conmoción nacional para hacerse con el poder; o bien, ambas cosas. Cualquiera de las posibles respuestas escapan del ámbito informativo del común de los mortales, y, salvo las cocinas de ambos partidos y sus dirigentes, nadie sabe cuál es la respuesta correcta. Por tanto, la sociedad española en general y los medios de comunicación en particular han elegido la teoría que más les conviene ideológicamente, partiendo el país en dos mitades irreconciliables, y crispando la vida política como mínimo para esta legislatura. Esto se palpa en cualquier foro público o privado, y cualquiera que se dé una vuelta por Internet lo comprobará rápidamente.

Habremos de convenir que esta situación no es buena para nadie, excepto para los terroristas y sus dirigentes, pero hasta cierto punto tiene la disculpa de ser un estado de cosas sobrevenido por un hecho traumático y sin precedentes en España. Lo adecuado en aquellos días habría sido que los partidos hubieran hecho piña, que es lo que acostumbra a ocurrir en estos casos en los países civilizados, lo cual para mi gusto descalifica a toda nuestra clase política en conjunto por falta de miras y de sentido del estado.

A partir de ahí, creo que es un hecho objetivo que la política de ZP no se está caracterizando por su voluntad de consenso con el PP. Gobierna en minoría y ha elegido hacerlo con partidos no nacionales y en algún caso directamente independentista. Y está tomando decisiones de un calado demasiado profundo como para hacerlo sin un mínimo grado de acuerdo con el principal partido de la oposición.

El PP está en una posición incómoda, la del todos contra uno y uno contra todos. Esto convierte en algo muy sencillo para el Gobierno venderle con una imagen de partido radical y automarginado, si no fuera porque ZP está dando de pasos de extraordinaria gravedad en dos asuntos que la mayoría de la población ve igual de inquietantes que el PP: la negociación con ETA y la remodelación del Estado (que eso y no otra cosa es el Estatut venido de Cataluña).

En cuanto al terrorismo etarra, es evidente que hay contactos entre el gobierno y la organización y todo apunta a que ETA va a declarar una tregua más pronto que tarde. Eso en sí no es nada nuevo y hace bien ZP en intentarlo, pero ya de paso podría acompañarlo de una política de comunicación adecuada con la oposición. O Rajoy miente como un bellaco o nadie desde el gobierno le está informando de en qué términos se está negociando, cuándo ni con quién, ni qué se está dispuesto a ofrecer a cambio. Aquí sólo se pueden efectuar deducciones de sentido común: la nueva permisividad con el entorno abertzale (y no, señor Presidente, el que ha cambiado ha sido el Gobierno, no el PP; lo cual es lícito, siempre y cuando se informe al otro implicado en el Pacto por las Libertades), las declaraciones de los propios dirigentes de Batasuna o los movimientos en torno a la Fiscalía del Estado.

Soy de la opinión que ETA debe tener un final "oficial", y eso implica algún tipo de negociación. Aunque esté ahogada policialmente, con que haya un par de locos que sigan haciendo uso del nombre, ETA como tal seguirá existiendo. Lo que hay que tener claro es qué se puede ofrecer, y para ello hay que contar con el PP y con los votantes que lo respaldan. Habrá que asumir ciertos beneficios penitenciarios, la legalización de lo que ya es legal de facto y poco más. Entiendo que a las víctimas esto les duela, pero es algo bien distinto a que quede la impresion de que ésto es una "pacificación" de dos partes enfrentadas, cuando lo cierto es que sólo hay verdugos y víctimas. Lo que en ningún caso puede permitirse este gobierno ni ningún otro es que haya la más mínima duda de que la razón no estaba de parte de los terroristas en modo alguno.

En cuanto al controvertido tema del Estatut, éste ya formaba parte de los famosos acuerdos del Tinell donde se fraguó el tripartito catalán. Lo que salió del parlamento catalán es inaceptable constitucionalmente, por muchas vueltas que se le den, y eso lo sabían los partidos catalanes y el Gobierno. Con lo cual ahora asistimos a la escenificación de su "encaje" de forma que no resulte tan inconstitucional para unos pero resulte económicamente rentable para los catalanes, que de eso se trata al fin y al cabo. El problema, una vez más, es que lo que quiera que se está negociando se está hablando directamente entre el Gobierno y los partidos catalanes por separado; una vez más, el PP queda fuera de juego, en parte quizás porque su estrategia de máximos (tramitarlo como una reforma constitucional, que es lo que procedía con el texto aprobado en Cataluña) le ha salido mal, pero en cualquier caso estaba marginado desde el principio. Sin embargo, creo que se equivoca recogiendo firmas para un referendum para cambiar algo que aún no ha llegado al Parlamento ni ha sido aprobado por él, lo cual viene ser como votar sobre el sexo de los ángeles. ZP también juega con esa ventaja.

En última instancia, el quid del asunto es que lo que conviene a Cataluña sólo favorece financieramente a las Comunidades más ricas del Estado. Decir que el modelo se va a exportar al resto no es una cuestión de ecuanimidad, es una putada para las regiones receptoras netas. Parece ser que el acuerdo con CiU incluye un enorme paquete de inversiones aparte de un cambio en el modelo. La pregunta es: ¿se habría llegado a ésto si ZP pierde las elecciones?

En definitiva, la situación no es agradable para nadie, y menos para el ciudadano de a pie que asiste desconcertado a este rifirrafe continuo. Supongo que ambas partes tienen parte de razón. Lo que espero es que no seamos los españoles los perjudicados.

jueves, febrero 16, 2006

Caricaturas e idiotas

Hace un par de noche asistí con sumo interés a un debate en TVE sobre la famosa polémica de las caricaturas - presuntamente - blasfemas publicadas en cierto diario danés. Entre los sesudos participantes se encontraba el subdirector del diario El País, cuya posición era la que más me interesaba de partida, ya que la del resto de los participantes - Sebastián Fanjul, Jon Juaristi, etc. - ya me la suponía o la había leído previamente. Sorprendentemente, la posición del mentado periodista era que, dejando por sentado el respeto a la libertad de expresión, publicar las caricaturas le parecía un disparate argumentando que muchos musulmanes podían ofenderse, el necesario respeto a las creencias ajenas y todo el bla bla bla multiculturalista acostumbrado. Y esto lo dice alguien que pertenece a un grupo mediático cuya cadena televisiva el año pasado emitió un - también presunto - programa cultural que versaba sobre la extraña intención gastronómica de cocinar a un Cristo.

En otros debates similares, las tesis en semejante línea de pensamiento hacían por supuesto hincapié en la guerra de Irak (que, a lo que se ve, es la fuente de todo posible conflicto entre el Islam radical y Occidente desde las Cruzadas como mínimo), al problema palestino y a toda la habitual palinodia consabida. Obviando pequeños detalles como que la mayoría de las muertes de civiles en Irak ha sido provocada por los mal llamados "insurgentes", al frente de los cuales se encuentran demócratas de toda la vida como Al Zarqaui, un filántropo jordano cuyo respeto por la vida de los iraquíes es el mismo que siente por los "cruzados" occidentales a los que decapita.

Yo he perdido mi capacidad de asombro. Si algo aprendí de filosofía de COU es que las causas por fuerza han de preceder a las consecuencias, y que hay que tratar de separar a las causas primeras de las segundas. Y esto lo digo porque no entiendo cómo tantos - presuntos - intelectuales en Europa no quieren darse cuenta que un sector nada minoritario del Islam no comparte las mismas reglas del juego que nosotros, que el Islam, en su conjunto, no ha pasado por nada parecido a la Ilustración y que para muchos musulmanes y, especialmente, para sus gobiernos, no exite separación entre religión y estado. Si a eso añadimos que la polémica ha surgido varios meses después de la publicación de las caricaturas, en plena crisis atómica con Irán y diplomática con Siria (curiosamente, los países más implicados en ella), sorprende que aquellos cuya única obligación conocida es estar informados para que los demás lo estemos nos tomen por gilipollas. Porque todo ello viene de mucho más lejos que la guerra de Irak de los cojones y tiene causas mucho más profundas de las que ni siquiera Bush tiene la culpa.

Para rematar, me maravilla que un país como España, donde a la fe católica se la ridiculiza permanentemente desde ciertos medios de comunicación, especialmente los considerados "progresistas" (me autoremito a mi artículo sobre "Los Serrano" en este mismo blog), estos mismos medios se escandalicen de la - presunta - falta de respeto que las caricaturas suponen para los musulmanes. Con lo que me pregunto si estos sesudos analistas verían bien que la próxima manifestación convocada por la Conferencia Episcopal, en vez de discurrir por la Castellana para pedir cambios en la nueva Ley de Enseñanza, se desplazara hasta Fuencarral para quemar los estudios de Tele 5, por poner un caso. La pequeña diferencia es que los cristianos occidentales, antes que cristianos, somos demócratas, y sabemos que estas cosas se resuelven en los tribunales y no mediante la violencia. Igual que sabemos que nuestras creencias son nuestras y de nadie más, y que hay ciertos derechos y libertades que prevalecen sobre nuestra cosmovisión de las cosas.

Así que desde aquí reivindico el mismo rasero: quiero las mismas lágrimas de cocodrilo cada vez que se cocine un Cristo en la tele, o cada vez que en una serie el cura y la monja de turno sirvan de mofa y befa, o cada vez que un personaje de "Siete vidas" haga un chiste sobre la fe católica. Pero si la libertad de expresión debe prevalecer - y DEBE PREVALECER - lo único que pido es igualdad de criterios.

Idiotas, más que idiotas.