domingo, julio 22, 2012

Marchando una de crisis española: todos tienen razón, todos se equivocan

Estoy seguro que a a estas alturas a todo el mundo le sonarán cosas como "prima de riesgo", "troika", "rescate", "deuda pública", "burbuja inmobiliaria", "recortes" o "BCE". Sin embargo, usando la muestra estadística de la que dispongo - a saber, conocidos, Facebook y foristas en internet - he llegado a la conclusión de que la mayoría de la gente en el fondo no entiende qué relación guardan entre sí, o dicho de otra forma, la situación en la que nos encontramos, sus verdaderas causas y sus más que probables nefastas consecuencias. En parte creo que es una actitud muy española. Ante una adversidad (salvo que seamos deportistas) básicamente nos hacemos dos preguntas:

1) ¿Qué hay de lo mío?
2) ¿A quién le puedo echar la culpa, a ser posible que me caiga mal?

Dado que las respuestas son tantas como españoles, el resultado es una jaula de grillos en las que todo el mundo se indigna con todo el mundo y reclama una cosa y su contraria. Y eso no ayuda a entender los problemas ni a solucionarlos.

Trataré de ir al grano: la crisis crediticia mundial de 2008 provoca el pinchazo de nuestra burbuja inmobiliaria y eso nos acaba dejando con más de cinco millones de parados, el mercado de crédito paralizado y una deuda privada gigantesca, que a su vez acaba contaminando a la deuda pública. O sea: el principio de la bola de nieve fue ajeno a nuestra economía, pero a partir de ahí, el problema es genuinamente español. Es más:  las burbujas, por definición, tarde o temprano acaban explotando con un "pop", ya que no pueden crecer indefinidamente. Por eso Francia, Suecia o Alemania están en una situación por completo diferente a la nuestra.

El primer reflejo condicionado respecto a la burbuja es echarle la culpa a los bancos. Grrr, esos señores siniestros que nos chupan la sangre. Bueno, es muy posible que sea así, pero no olvidemos que la causa de la burbuja es justo la contraria: exceso de crédito fácil y barato. La burbuja se hizo enorme porque el precio del dinero era bajo (y lo era debido a que el BCE impuso unos tipos de interés bajísimos porque le convenía reactivar la economía alemana tras la reunificación) y porque se concedieron préstamos e hipotecas a cascoporro con buenas condiciones  a empresas y a particulares, que fueron al ladrillo. Los ayuntamientos se hartaron de ganar dinero (y gastarlo luego) a base de recalificar terreno, el paro bajó a lo que podríamos llamar "pleno empleo español" (que con nuestra economía sumergida andará por el 8%) incluyendo a muchos trabajadores de baja cualificación, el Estado saneó sus cuentas, la bolsa se disparó, proliferaron los depósitos al 7% TAE y en definitiva, la construcción tiró de todo lo demás. En eso consistió "el milagro español".

¿De quién fue la responsabilidad? De todos y de nadie, aunque de unos más que de otros. Los bancos, sobre todo,  por prestar demasiado dinero sin suficientes garantías buscando beneficios fáciles y rápidos. Las autoridades económicas encargadas de supervisar el sistema (desde el Gobierno al Banco de España: "tenemos el sistema bancario más sólido del mundo") por no haber tomado medidas a tiempo y propiciado un aterrizaje suave. Los que compraron y vendieron pisos sin tener la mínima intención de habitarlos y encarecieron el precio del mercado sistemáticamente. Los ayuntamientos, las constructoras, los políticos comisionistas que se lo llevaron calentito. Incluso, de otra forma y en otra medida (ya que fueron a la vez beneficiarios y damnificados), los que suscribieron una hipoteca a cuarenta años comprometiendo la mitad o más de sus ingresos mensuales sin plantearse si realmente se lo podían permitir. Que aquello no tenía pies ni cabeza parece que lo sabíamos todos, pero todo el mundo miró para otro lado porque las cosas, aparentemente, nos iban bien.

Total, se explota la burbuja y ¿entonces qué? Muchas empresas y particulares dejan de poder hacer frente a sus préstamos y los bancos se encuentran con un montón de inmuebles cuyo precio de mercado no vale lo que sus balances dicen que vale, a lo que hay que añadir los préstamos que aún se pagan pero están en grave riesgo de mora. Conclusión: los balances hay que recalcularlos a la baja y el mercado de crédito se cierra, dicho más o menos burdamente, ya que nadie se fía de nadie y el ladrillo no se caracteriza por su liquidez. Resulta entonces que el sistema bancario tiene un agujero de tamaño familiar y pone a muchas entidades (por cierto, no las grandes y "malosas" como Santander o BBVA, sino las cajas de ahorro gestionadas por nuestros queridos políticos) en serio riesgo de quiebra. ¿Qué hacemos? Pues las juntamos entre sí, a ver si uniendo sinergias y reduciendo gastos duplicados conseguimos algo, pero claro: si juntas a dos entidades con agujeros la resultante es otra con un agujero que es la suma de los anteriores (ejemplo conocido: Bankia). Cuidao la tontería ...

Por el camino, las autoridades europeas empiezan a ponerse un poco nerviosas. Oiga, que tienen ustedes mucho paro. Oiga, que el agujero ese que tienen los bancos, a ver si me dice cuánto es. Oiga, que no me fío de sus cuentas, que hoy me dice usted una cosa y el mes que viene otra. Y por el camino también, los "mercados" empiezan a no fiarse tampoco y la prima de riesgo a subir. Saltándome tecnicismos,  con una prima en 600 puntos básicos en el mercado secundario de deuda, España tiene que dar un 6% más de interés que lo que ofrece el estado alemán por un bono a diez años cuando emite deuda. Con la tasa actual, nos prestan 10000 millones de euros en bonos y tenemos que devolver aproximadamente 20000. Acojona, ¿eh? El efecto práctico es que la prima de riesgo determina la capacidad de un estado para financiarse. Cuando ya no puede más, llega el rescate, y estamos llegando a ese punto.

¿Y por qué sube la prima de riesgo, oiga? ¿Son los mercados, esos malvados, que nos quieren hundir? Pues sí y no, señor mío. Lo que llamamos  mercado básicamente lo que mide es el grado de confianza que la economía española inspira. Evidentemente hay un considerable componente especulativo, pero respóndase esta pregunta: ¿compraría usted bonos españoles a diez años a día de hoy? ¿Qué posibilidades ve de no recuperar su dinero (eso se llama default, cuando un país no puede hacer frente a sus deudas)? Los leones se van a por el ñu herido porque son muy cabrones, cierto, pero también porque es lo más rentable ecológicamente hablando. No obstante, otro factor a considerar es que la prima sube porque los inversores se están llevando su dinero a otra parte a gran velocidad y deshaciendo sus posiciones en deuda española, que está ya en su mayor parte en manos de los bancos españoles grandes como Santander y BBVA (¿empieza a ver el lío en el que estamos y cómo se realimenta una cosa con otra?). Fusilo literalmente lo leído hoy en un artículo de Pablo Pardo en El Mundo: "A medida que hay más ajustes, hay más tensiones sociales [...] Eso, a su vez, retrae más a los inversores, que ya tenían bastante con no saber a dónde iba la economía para encima no saber a dónde va la política, el sistema regulatorio, el modelo fiscal, la presión tributaria, y la opinión pública".

Hay que preguntarse si podemos curar al ñu, si bien es cierto que cuanto más lo persigan los depredadores más debilitado estará. Necesitamos a un elefante amiguete que nos cubra las espaldas. El elefante amiguete se llama Merkel (interesante metáfora). Bueno, para ser exactos, se llama Unión Europea y se llama BCE, aunque por resumir digamos que la que manda es Alemania y su Dama de Acero. ¿Qué han hecho el Banco de Inglaterra o la Reserva Federal americana para mantener su financiación pública a intereses asequibles? Comprar deuda, tanta como ha sido necesaria. No olvidemos que un banco central puede crear dinero de la nada; el efecto es que si lo hace masivamente la moneda se devalúa y aumenta la inflación, pero es cuestión de decidir si sale más a cuenta eso o rescatar después. Por tanto, el BCE podría anunciar que va a comprar indefinidamente deuda española e italiana en el mercado secundario, pero -oh tempora, oh mores - no está por la labor. Y no está por la labor debido a que Alemania considera que eso es como dar aspirina al que tiene fiebre y que lo hay que hacer es atacar la infección: recortar gastos, ajustar el déficit y desfacer nuestro entuerto bancario. Añado en justicia que el BCE compró deuda española masivamente en 2011 y al final la prima siguió subiendo; también prestó dinero a los bancos españoles a mínimo interes que en su mayor parte estos emplearon en comprar deuda, y la prima siguió subiendo. La única posibilidad sería que manifestara su intención de hacerlo sin límite de tiempo o cantidad.

En este punto, si es que ha llegado usted hasta aquí, conviene aclarar algo importante: la deuda pública española sobre PIB, hasta que se nos ha disparado la prima de riesgo, no era grande comparativamente con nuestro entorno. En 2011 era del 68,5% mientras que la alemana era 81,30% o la italiana 120,10%. Y si hablamos de gasto público, no me resisto a mostrar esta tablita sacada de los datos oficiales de Eurostat 2010:



O sea: contrariamente a lo que todo el mundo se cree, el gasto público español no era excesivo, de hecho estaba por debajo de la media del entorno. Distinto es si ese gasto se ha empleado inteligente, racional y honradamente, o si nuestro modelo territorial es el más eficiente, pero esa es otra cuestión. Nuestro problema no es que nuestro gasto sea tan grande, sino que se nos han desplomado los ingresos y financiarnos nos cuesta un riñón con la prima de riesgo en sus niveles actuales.

Total, que el elefante le ha dicho al ñu: si quieres que no te coman los leones, yo te ayudo pero te voy a poner a dieta. El ñu argumenta con razón que con lo débil que está ponerse a dieta es contraproducente, que necesita vitaminas y hierba fresca, pero sin la protección de elefante tiene los días contados. Por tanto, el gobierno español se ha puesto a hacer "los deberes": pide un rescate para el sector bancario con problemas (cuya cantidad aún no se ha fijado salvo en  su máximo, que sería de 100.000 millones de euros) y se pone a recortar a diestro y siniestro para intentar cumplir unos objetivos de déficit comprometidos con Bruselas. En otros tiempos, el Banco de España habría devaluado la peseta pero eso ya no está en nuestra mano. Dicho de otra manera: el margen de maniobra interna es nulo.


Así las cosas sólo veo tres alternativas posibles:

a) Aceptar la ayuda europea, cuya ineludible contrapartida es controlar el déficit - aunque probablemente agrave el problema - y por tanto recortar hasta que cuadren las cuentas. Al menos mientras Merkel siga ahí.

b) Salirnos del euro, dejar caer los bancos y recortar después mucho más, dado que no nos va a financiar ni el tato y los costes técnicos de la salida en sí serían estratosféricos.

c) No hacer nada y esperar a que Bruselas nos rescate del todo y sean ellos los que recorten "a la griega". De hecho esta alternativa podría llegar por sí sola.

Lo que no existe es la cuarta alternativa, que es no recortar en nada y esperar que esto se arregle solo, salvo que alguien sepa algún método mágico para que la prima de riesgo vuelva a a los 100 o 200 puntos básicos, en cuyo caso ya está tardando en llamar a Montoro. Pues bien, dado que en mi opinión la alternativa menos pésima es la "a", no queda otra que apretar los dientes e intentar remar todos en la misma dirección (claro que entonces seríamos alemanes, no españoles). Creo que tenemos el equivocado e infantil concepto de considerar un derecho inalienable todo aquello que el Estado ha sufragado o subvencionado alguna vez en el pasado y además lo queremos en la misma proporción. Más vale que nos mentalicemos de que no es así. Y, señores, si no hay dinero suficiente y endeudarse cuesta un riñón, habrá que apretarse el cinturón y aceptar la realidad, por muy indignados que estemos retroactivamente. 

El Gobierno haría bien en tratar de comunicar y explicar y explicarse, a ser posible en castellano y en sede parlamentaria, y ya de paso, en decirnos si tiene un plan que no consista en correr detrás de la prima de riesgo como pollo sin cabeza. A lo mejor va siendo hora de tocar en serio a las rentas de capital, SICAVS y grandes patrimonios, así sea por no dar la impresión de que sólo se aprieta a los asalariados. Tampoco estaría de más que buscara más el consenso o al menos diera la impresión de buscarlo. La oposición del PSOE haría bien en acordarse de  que gobernaron las dos últimas legislaturas, antes de pensar en ponerse detrás de las pancartas; si estos recortes no le gustan, que coja una excel y nos diga su alternativa. La oposición más a la izquierda del PSOE haría bien en explicarnos si su alternativa es la b) o la c). Ciertas autonomías harían bien en tratar de ponerse de acuerdo con el Estado central en vez de ir a los tribunales y todas ellas deberían plantearse si hacen falta miniembajadas, televisiones autonómicas y cosillas por el estilo. Todos, políticos y sindicalistas, harían bien recordando que estaban en los Consejos de Administración de las cajas a las que ahora hay que rescatar, cobrando un pastizal , por cierto. Finalmente, la clase política en general - al menos por dar ejemplo - debería plantearse cuántos concejales, parlamentarios, consejeros y cargos de libre designación son estrictamente necesarios, y cuánto deberían cobrar por su trabajo. 

Y ya que estamos.  Los funcionarios tendría que ser conscientes de que en cualquier empresa cuando el pagador no tiene dinero se echa a los trabajadores a la calle, y si eso no es posible en su caso, sólo se pueden recortar sueldos. La minería como sector podría explicar qué ha hecho con los 24000 millones en ayudas recibidas desde 1990 para producir un carbón malo y caro y explicarnos por qué debemos seguir subvencionándolo cuando sólo quedan unos 7000 mineros; nos saldría más barato darle una paga vitalicia a cada uno (que supongo que es lo que quieren, igual que yo, claro). Los universitarios deberían informarse sobre lo que le cuesta al estado cada año que están en las aulas y qué parte sufragan ellos,  y los que se dicen sus "representantes" comportarse como tales y no como niñatos si los convoca el ministro del ramo. Los que se oponen a cualquier tipo de copago podrían aclarar si realmente poner un euro por receta o consulta es algo que no nos podemos permitir si se hace en relación a los ingresos (yo las cervecerías las sigo viendo llenas). Y así podría seguir ad infinitum con la economía sumergida, el fraude fiscal, etc. Que una cosa es no tener la culpa de la situación en la que nos encontramos y otra cosa es que no nos toque arrimar el hombro cada uno en lo que nos toca.

¿Conclusiones? No las tengo. Personalmente pienso que esto va a acabar en un rescate completo a no ser que intervenga el BCE y lo haga cuanto antes. Creo que los ciudadanos tenemos que asumir que ya no vivimos en el mismo país que hace sólo cuatro años. Es más, pienso que la mejor política activa de empleo que se debería aplicar es dar cursos de inglés y alemán masivamente. Ahora mismo, el trabajo no está en España y no lo va a estar en unos años. Los recortes irán a más, hasta que no empecemos a crecer o salga elegido un gobierno socialdemócrata  en Alemania  que no considere que el déficit sea la prioridad número uno. En fin, no soy optimista aunque querría.


Al menos siempre nos quedará Del Bosque.