jueves, agosto 25, 2005

¿Nunca máis?

Soy nieto de gallegos e hijo de gallego. Llevo yendo a Galicia desde que me caí de la cuna, prácticamente, y el fuego ha sido siempre un elemento omnipresente en mi memoria. Vamos a no engañarnos: los incendios en Galicia, en su inmensa mayoría, son provocados. Ni la temperatura ni la escasez de agua - habitualmente abundante - explican el fenómeno. Por otra parte, aunque es cierto que los bosques se han ido abandonando a medida que va disminuyendo la población rural y ésto facilita la extensión del fuego, no son la causa que los provoca. El pasto está verde incluso en verano. Garantizo por experiencia que las colillas no prenden.

Conozco Asturias, Cantabria y el País Vasco, y el paisaje se parecería bastante ... si no fuera porque en cuanto entras en Galicia empiezas a ver las columnas de humo, los montes pelados y los miles de hectáreas repobladas con pino y eucalipto. Ahora preguntémonos por qué en Galicia sí y en el resto no, con climas semejantes.

La verdadera tragedia es que el tipo de arbolado autóctono no es reemplazable. Un castaño adulto puede tardar cientos de años en tener el tamaño de los que se queman año tras año. El roble o el nogal tampoco son árboles de crecimiento rápido. Así que cada vez que un hijo puta le prende fuego al bosque desde cuatro puntos simultáneamente, lo que se pierde se pierde para siempre, o para muchas generaciones.

Querría saber dónde están ahora los animosos chicos de "Nunca máis", los artistas, los voluntarios, los cuadros pintados con hollín para su subasta en M80. Por lo visto, éstos sólo se movilizan cuando un petrolero extranjero se escoña a muchas millas de la costa coruñesa, pero no cuando sus paisanos queman intencionadamente y para siempre lo que es de todos. Por lo visto, es más importante protestar por los efectos limitados en espacio, tiempo y dinero de un accidente que por la destrucción sistemática, irreparable e intencionada del paisaje autóctono. Por lo visto, unas rocas manchadas de chapapote y una gaviota negra de petróleo remueven más conciencias que la muerte anual de miles de árboles centenarios. Por lo visto, tener dos varas de medir es compatible con el amor a la "patria gallega" y la gravedad de las catástrofes depende en exclusiva de quién gobierne cuando se producen.

Pido respetuosamente a las nuevas autoridades de la Xunta que hablen con sus homólogos cántabros, asturianos y vascos, y les pregunten cómo se las arreglan para tener los bosques en perfecto estado de revista. Y que apliquen el cuento urgente y vigorosamente. Por el bien de todos los que no usamos embudo al leer la prensa. Pero ya.

1 comentario:

Caesar dijo...

He enlazado tu interesante artículo en mi blog.

Puedes verlo en http://laterceraclase.blogspot.com

Saludos