viernes, septiembre 21, 2007

Jesucristo Superstar versión Arafat

Soy devoto - en el sentido laico de la palabra - de JC Superstar. La he visto taitantas veces y escuchado en multitud de versiones. Me parece la obra magna de sus autores (A. L. Webber como compositor y Tim Rice como letrista) y, por tanto, algo digno del mayor de los respetos. De ahí mi sorpresa cuando en una crítica sobre la versión recién estrenada en Madrid me encuentro con la siguiente perla:
Más aciertos de esta nueva producción: una hábil e intencionada ambientación
actual en la que judíos (el Sanedrín) y palestinos (los apóstoles) viven bajo el
dominio del «amigo» americano (los romanos), personificado en un Poncio Pilatos
de reconocible uniforme estadounidense, con un muro de la vergüenza como fondo
que nos sitúa en la Jerusalén actual.
Lo cual demuestra dos cosas: que el articulista no debe de conocer la obra original y que el responsable del montaje, aparte de no haber entendido un pijo del sentido de la historia ni del contexto real de la Palestina del siglo I, es un memo. Huelga decir que me parece evidente la poca fortuna de los presuntos paralelismos; si no es su caso, le recomiendo que empiece por ver la película y lea un poquito sobre la historia de Israel.

Supongo que esto va en la misma línea de los montajes actuales de ópera donde Carmen de Bizet, pongamos por caso, es una prostituta de Amsterdam que participa en un "reality show" y Don José es el productor del programa - homosexual encubierto - que se enamora locamente de ella pero mantiene una relación secreta con el torero; condición indispensable es que las cigarreras canten con los pechos al aire y vayan vestidas con trajes sado-maso.

Pues nada, una entrada cara y un viaje que me ahorro.

P.D: en un caso análogo, me encuentro con que la nueva temporada de "Cuéntame" se inaugura con la introducción del penúltimo Alcántara que quedaba - Carlitos - en el apasionante mundo del antifranquismo y la lucha obrera escolar (falta la niña pequeña, que estará a punto de liarla en la guardería, supongo). Lo que uno se plantea es que, si ese es el presunto reflejo de la familia media española de la época, cómo es que Franco murió en la cama. Desde la izquierda siempre se ha criticado que esta serie está edulcorada. Ahora ya no lo está: es simplemente mentira.

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